Ñ u s l e t e r


-homenaje de divulgación literaria-

#75

-a J.O.G.-


"Para siempre a salvo de la erosión". Joaquín O. Giannuzzi


ÍNDICE

POEMAS | Siete poemas | Joaquín O. Giannuzzi |
GRAFFITTI
PROSA | Entrevista a J.O.G. |
ENCUESTA
TALLER LITERARIO | A convenir |
AGRADECIMIENTOS
SUSCRIPCIONES


POEMAS

Pero mire un poco

Pero vean qué manera de yacer
este cadáver de J.O.G.
La cosa parece de veras decisiva
y pueden creerle por esta vez.
Yo lo conocí bien, puedo decirlo;
este sujeto tenía una manera extraña 
de enfrentar el mundo y sus calamidades:
hablaba todo el tiempo de eso. 
Cuando vio que la muerte estaba encima
la barba crecida se le puso verde
y ya no habló. Buscó en el fondo
remoto de los años
alguna fe que lograra apuntalar 
los escombros finales,
un ensayo ilusorio
de una cierta existencia con sentido. 
Pero entendió que el mundo
sólo había esperado un cadáver, no un poema.
El amor, sin embargo,
había tenido mucha importancia en su vida,
de manera que, créanme,
valía tanto como cualquiera de nosotros. 

 

Mi hija se viste y sale

El perfume nocturno instala su cuerpo
en una segunda perfección de lo natural. 
Por la gracia de su vida
la noche comienza y el cuarto iluminado
es una palpitación de joven felino.
Ahora se pone el vestido
con una fe que no puedo imaginar
y un susurro de seda la recorre hasta los pies. 
Entonces gira
sobre el eje del espejo, sometida
a la contemplación de un presente absoluto.
El instante se desplaza hacia otro,
un dulce desorden se inmoviliza en torno
hasta que un chasquido de pulseras al cerrarse
anuncia que todas mis opciones están resueltas.
Ella sale del cuarto, ingresa
a una víspera de música incesante
y todo lo que yo no soy la acompaña.

 

Una noche de julio

Mi padre está muerto a cambio de nada. 
Cuando se le helaron los pies
-uñas torcidas de inmigrante-
yo le debía el universo y algunas blasfemias,
y sólo tenía papeles mojados para cubrirlo.
En una despedida que no valía la pena,
que no estuvo a la altura de los hechos.
una noche de julio de 1955.

 

Pecado original

Cuando la puta se pinta los ojos
el infeliz supone que es un homenaje a su estilo personal
y hasta olvida la dura tensión que el dinero
sitúa entre los dos como cuerda tirante.
El orgullo se le pudre de golpe cuando ella
mecánicamente manifiesta su apuro por marcharse
y hasta un estúpido puede terminar odiándose a sí mismo,
como una especie de conocimiento parecido a la náusea.
De modo que al salir escupe en la calle
y su dialéctica no da para más.
Cómo podría usted enjuiciar a este individuo,
a este lamentable compatriota que carga a su manera
con toda la vergüenza de la época,
especialmente ahora cuando le vuelve el miedo,
el terror a la policía y al orden que lo engendró;
cuando siente que lo mejor es refugiarse junto al televisor
y achicar todo lo posible su miembro irritado,
aunque los jueces saben, por revelación,
que allí se genera y concentra la culpa,
habiendo pagado o no,
habiéndose o no, la culpa, trasladado a los sesos. 

 

Poética

La poesía no nace.
Está allí, al alcance
de toda boca
para ser doblada, repetida, citada
total y textualmente.
Usted, al despertarse esta mañana,
vio cosas, aquí y allá,
objetos, por ejemplo.
Sobre su mesa de luz
digamos que vio una lámpara,
una radio portátil, una taza azul. 
Vio cada cosa solitaria
y vio su conjunto. 
Todo eso ya tenía nombre.
Lo hubiera escrito así.
¿Necesitaba otro lenguaje,
otra mano, otro par de ojos, otra flauta?
No agregue. No distorsione.
No cambie
la música de lugar.
Poesía 
es lo que se está viendo.  

 

El puesto del gato en el cosmos

Uno siempre se equivoca cuando habla del gato.
Se le ocurre por ejemplo que junto a la ventana
el gato se ha planteado en el fondo de los ojos
un posible fracaso en la noche cercana.
Pero el gato no tiene un porvenir que lo limite.
A uno se le ocurre que medita, espera o mira algo
y el gato ni siquiera siente al gato que hay en él.
¿Cómo admitir detrás del movimiento de la cola,
una motivación, un juicio o un conocimiento?
El gato es un acto gratuito del gato.
El que aventure una definición debería
proponer sucesivas negaciones al engaño del gato.
Porque el gato, por lo menos el gato de la casa,
particular, privado e individuo hasta las uñas,
comprometido como está
al vicio de nuestro pensamiento,
ni siquiera es un gato, estrictamente hablando.


Cabeza final

Todas las ideologías le dieron de palos. 
La humillaron la historia del mundo
y la vergüenza de su país,
la calvicie, los dientes perdidos,
una oscuridad excavada bajo los ojos,
el fracaso personal de su lenguaje.
El obrero que respiró en su interior
ávido de oxígeno y universo continuo
dejó caer el martillo. Fue la razón
quien cegó sus propias ventanas. Pero tampoco
encontró en el delirio conclusión alguna.
Por eso, quizás no fue tan descortés
esa manera de negar el mundo al despedirse.
Sucedió así:
reposando sobre la última almohada
volvió hacia la pared
lo poco que quedaba de su rostro. 

 

Joaquín Giannuzzi nació en Buenos Aires en 1924 y murió en Salta el 26 de enero de 2004. Ejerció el periodismo en la sección policiales del diario Crónica. Publicó los siguientes libros: Nuestros días mortales (1958), Contemporáneo del mundo (1962), Las condiciones de la época (1967), Señales de una causa personal (1977), Principios de incertidumbre (1981), Violín obligado (1984), Cabeza final (1991), Poemas: 1958-1995 (1995), Antología poética (2001) y ¿Hay alguien ahí? (2003).

 a Tope


GRAFFITTI

"x vos... todo". Se vio desde un bondi en Chacabuco y Garay.


PROSA

Entrevista a Joaquín Giannuzzi (fragmentos)

"Venía escribiendo de chico y también pintando. Yo pintaba. Y fracasé en mi carrera de científico, que era mi vocación, ingeniería. Hice dos o tres años. Anduve a los tumbos. Después cuando descubro el placer de la lectura de un texto, ahí se me abrieron las puertas de la literatura."

"Para mí el elemento musical es importantísimo. Yo, sin embargo, estoy lejos del verso medido, de la métrica y de la rima. Eso alguna vez lo he practicado. Pero no me gusta la prosa desmenuzada, como suele ocurrir a veces con ciertos poetas. Tiene que haber un ritmo, cortar el verso según el oído. Se escribe para el oído. Yo trato de escribir para el oído. Me resulta importantísimo. Un oído atento al ritmo. Saber cortar el verso en algún momento y tratar de que el poema no quede descalabrado, que no ande como rengueando. Y que mantenga... si es que puedo hablar de una poética, de una preceptiva en este caso... hacer que el poema se desarrolle coherentemente, donde al lector le de la impresión de que no falta ni sobra nada..."

"Si debiera caracterizar formalmente mi poesía diría que se la puede señalar como una poesía de significados explícitos. Nunca fui capaz de escamotear, en el buen sentido de la palabra, ciertas realidades, ciertas verdades de la realidad. Entonces tengo que ser explícito... cosa que es, paradójicamente, lo clásico, un rasgo neoclásico. Después si han venido todas esas rupturas, esas oscuridades, esos sentidos oblicuos, pero ya es tarde para eso... me hubiera gustado... También fue a veces por falta de coraje, de arriesgar. Ir, digamos, a lo seguro, a lo visible, a la materia sensible como diría Hegel."

"Con los surrealistas no tuve ninguna relación. Con el grupo de Madariaga, de Molina... teníamos una relación cordial, pero no de tipo literario. No había una afinidad estética. Aún cuando me gustaban sus poemas. Además fui siempre amigo de todo el mundo. En este país no hay que pelearse con nadie si uno quiere llegar a algo. Perón decía "aquí es fácil llegar a general: basta buena salud y no pelearse con nadie". Y para ganar premios, lo mismo. Estoy hablando en términos más que irónicos, ya cínicos, sarcásticos."

"Como te decía, trato de despojarme del yo. Hacer una poesía donde no desaparezca el paisaje de las cosas." 

"En el orden metafísico, es evidente que el universo tiende a fracasar. La vocación del universo es el fracaso. Hablando de la entropía, es una manera de fracasar. De pronto no hay una ley y se entra en el caos. O el universo pierde energía. En el orden histórico, evidentemente, hay un desencanto permanente. El artista habitualmente nunca está conforme con su propio destino ni con el destino de la sociedad. Además es la condición humana también. Creo que ese culto del fracaso (como si dijéramos "vivir es fracasar" o "nacer es fracasar", para citar a Cioran) se vive con cierta voluptuosidad."  

"Recuerdo una cita de Pessoa que nos define a muchos. "La obsesión de toda mi vida fue elegir maneras de no obrar". Es un complejo de inferioridad respecto a la acción. Y una pizca de cobardía para decir las cosas por su nombre. Yo viví una época muy agitada, esa década del '60. Estaba justamente en el mismo centro del volcán. Como periodista tenía que ser testigo directo de los hechos. Trabajaba nada menos que en el diario Crónica, que era un poco como una humillación. Una serie permanente de sucesos rebotaban ahí. Podría escribir miles de páginas sobre esa experiencia. Era bien... bien... el testimonio bien directo. Como si tocáramos la historia en su carne viva. Ahí se estaba cocinando la historia. Y nosotros poníamos las manos y sentíamos el fulgor caliente de la historia. No era una época light precisamente."

"Y pongo en la literatura mi sentido religioso, lo vuelco ahí. Incluso creo hasta que me abre una puerta a una gran verdad, que no sé cuál es, pero yo trato de afianzar una fe en lo desconocido. En el único viaje que hice a Europa (había ganado una beca en el Fondo) me había ido desde Florencia a un pueblo que se llama Pratto... está a veinte kilómetros de Florencia. Siempre me obsesionó... ¿viste que hay cosas que te obsesionan hasta por el sonido del nombre? El nombre a veces te evoca algo, un paisaje, una temperatura. Hay un soneto de D'Annunzio, que le dedica, junto a otras ciudades, a Pratto. Y fui. Llego al Duommo, a la catedral, y ahí se me unieron tres elementos conmovedores. Había un fresco de Masaccio, un pintor que siempre me interesó. La iglesia esa del siglo once, y, de pronto, alguien que empieza a tocar un coral de Bach en el órgano. Saqué una conclusión: que todo el arte de Occidente es una larga queja contra la muerte."
 

Tomado del número ocho de la revista León en el Bidet (Buenos Aires, 1998). 

 a Tope


ENCUESTA

¿Hay alguien ahí?

Envíe sus respuestas a: niusleter@niusleter.com.ar


TALLER LITERARIO

¿Martes 19:30? ¿Miércoles 13:00? ¿Jueves trasnoche? ¿Domingos 10 am?

Donde sea, cuando sea:
Taller Literario. Encuentros semanales de lectura y escritura.
Próximamente en las mejores salas.

En febrero vuelven: Fernando Aíta y Alejandro Güerri

Más información: 4896 0140 ó 4205 4284
Y:

niusleter@niusleter.com.ar


AGRADECIMIENTOS

Joaquín Giannuzzi.
¿Por qué hay cosas que no tienen arreglo, Mariano Valcarce, Soporte Técnico?
Hesíodo. Alberto Chamorro. Roberto López.
José Fernández López.
Diana Cegelnicki.
Héctor, de Chacarita.
María Ferreyra, feliz coincidencia.
Valizas.

Mariano Valcarce, Soporte Técnico, recomienda "en los velorios tirar petardos".


SUSCRIPCIONES

-Todos los días se mueren escritores, este era un capo. ¡Un brindis por Giannuzzi!

Si no desea recibir Ñusleter enviénos un mensaje electrónico con asunto "Ya Estoy Harto" a niusleter@niusleter.com.ar
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