Ñ u s l e t e r


#69

-mensaje violento de divulgación literaria-

 


"El criminal no hace la belleza; él mismo es la auténtica belleza". Jean Paul Sartre

"Los enemigos públicos muestran caminos que no se deben seguir, pero a la vez suelen ser memoria de resistencias ante abusos de poder. Los relatos de sus peripecias destacan la actuación de la justicia, pero también implican la glorificación del fuera de la ley, el descubrimiento de rasgos o actitudes que son valorados." Osvaldo Aguirre 

"-Parece muy bonito -dijo Alicia al terminar su lectura-, ¡aunque de comprensión un poco difícil! (es evidente que no quería, ni siquiera para sus adentros, confesar que no había entendido absolutamente nada). Mi impresión es de algo que me llena la cabeza de ideas..., ¡sólo que no sé exactamente qué ideas! Sin embargo, alguien mató algo, lo que sea: esto está bien claro, al menos..." Lewis Carroll

"En la investigación del crimen la sociedad se investiga a sí misma". H. M. Enzenberger


ÍNDICE


PROSA | Los asesinos | Ernest Hemingway |
ETIMOLOGÍA | Asesino | 
GRAFFITTI
AGRADECIMIENTOS  
CUALQUIERA
| Manifiesto del Unambomber |
ENLACES | Fantasía |  
RESPUESTAS

SUSCRIPCIONES
TALLER LITERARIO | Carpa 8 | 
DEFINICIÓN | Largar el rollo |
POEMAS | Señas particulares ninguna | Susana Villalba | 

 

Ñusleter 24hs


PROSA

Los asesinos 

    La puerta del restaurante de Henry se abrió y entraron dos hombres que se sentaron al mostrador. 
    -¿Qué van a pedir? -les preguntó George. 
    -No sé -dijo uno de ellos-. ¿Vos qué tenés ganas de comer, Al? 
    -Qué sé yo -respondió Al-, no sé. 
    Afuera estaba oscureciendo. Las luces de la calle entraban por la ventana. Los dos hombres leían el menú. Desde el otro extremo del mostrador, Nick Adams, quien había estado conversando con George cuando ellos entraron, los observaba. 
    -Yo voy a pedir costillitas de cerdo con salsa de manzanas y puré de papas -dijo el primero. 
    -Todavía no está listo. 
    -¿Entonces por qué carajo lo ponés en la carta? 
    -Esa es la cena -le explicó George-. Puede pedirse a partir de las seis. 
    George miró el reloj en la pared de atrás del mostrador. 
    -Son las cinco. 
    -El reloj marca las cinco y veinte -dijo el segundo hombre. 
    -Adelanta veinte minutos. 
    -Bah, a la mierda con el reloj -exclamó el primero-. ¿Qué tenés para comer? 
    -Puedo ofrecerles cualquier variedad de sánguches -dijo George-, jamón con huevos, tocino con huevos, hígado y tocino, o un bife. 
    -A mí dame suprema de pollo con arvejas y salsa blanca y puré de papas. 
    -Esa es la cena. 
    -¿Será posible que todo lo que pidamos sea la cena? 
    -Puedo ofrecerles jamón con huevos, tocino con huevos, hígado... 
    -Jamón con huevos -dijo el que se llamaba Al. Vestía un sombrero hongo y un sobretodo negro abrochado. Su cara era blanca y pequeña, sus labios angostos. Llevaba una bufanda de seda y guantes. 
    -Dame tocino con huevos -dijo el otro. Era más o menos de la misma talla que Al. Aunque de cara no se parecían, vestían como gemelos. Ambos llevaban sobretodos demasiado ajustados para ellos. Estaban sentados, inclinados hacia adelante, con los codos sobre el mostrador. 
    -¿Hay algo para tomar? -preguntó Al. 
    -Gaseosa de jengibre, cerveza sin alcohol, y otras bebidas gaseosas -enumeró George. 
    -Dije si tenés algo para tomar. 
    -Sólo lo que nombré. 
    -Es un pueblo caluroso este, ¿no? -dijo el otro- ¿Cómo se llama? 
    -Summit. 
    -¿Alguna vez lo oíste nombrar? -preguntó Al a su amigo. 
    -No -le contestó éste. 
    -¿Qué hacen acá a la noche? -preguntó Al. 
    -Cenan -dijo su amigo-. Vienen acá y cenan de lo lindo. 
    -Así es -dijo George. 
    -¿Así que creés que así es? -Al le preguntó a George. 
    -Seguro. 
    -Así que sos un chico vivo, ¿no? 
    -Seguro -respondió George. 
    -Pues no lo sos -dijo el otro hombrecito-. ¿No cierto, Al? 
    -Se quedó mudo -dijo Al. Giró hacia Nick y le preguntó: -¿Cómo te llamás? 
    -Adams. 
    -Otro chico vivo -dijo Al-. ¿No, Max, que es vivo? 
    -El pueblo está lleno de chicos vivos -respondió Max. 
    George puso las dos bandejas, una de jamón con huevos y la otra de tocino con huevos, sobre el mostrador. También trajo dos platos de papas fritas y cerró la portezuela de la cocina. 
    -¿Cuál es el suyo? -le preguntó a Al. 
    -¿No te acordás? 
    -Jamón con huevos. 
    -Todo un chico vivo -dijo Max. Se acercó y tomó el jamón con huevos. Ambos comían con los guantes puestos. George los observaba. 
    -¿Qué mirás? -dijo Max mirando a George. 
    -Nada. 
    -Cómo que nada. Me estabas mirando a mí. 
    -En una de esas lo hacía en broma, Max -intervino Al. 
    George se rió. 
    -Vos no te rías -lo cortó Max-. No tenés nada de qué reírte, ¿entendés? 
    -Está bien -dijo George. 
    -Así que pensás que está bien -Max miró a Al-. Piensa que está bien. Esa sí que está buena. 
    -Ah, piensa -dijo Al. Siguieron comiendo. 
    -¿Cómo se llama el chico vivo ése que está en la punta del mostrador? -le preguntó Al a Max. 
    -Ey, chico vivo -llamó Max a Nick-, andá con tu amigo del otro lado del mostrador. 
    -¿Por? -preguntó Nick. 
    -Porque sí. 
    -Mejor pasá del otro lado, chico vivo -dijo Al. Nick pasó para el otro lado del mostrador. 
    -¿Qué se proponen? -preguntó George. 
    -Nada que te importe -respondió Al-. ¿Quién está en la cocina? 
    -El negro. 
    -¿El negro? ¿Cómo el negro? 
    -El negro que cocina. 
    -Decile que venga. 
    -¿Qué se proponen? 
    -Decile que venga. 
    -¿Dónde se creen que están? 
    -Sabemos muy bien donde estamos -dijo el que se llamaba Max-. ¿Parecemos tontos acaso? 
    -Por lo que decís, parecería que sí -le dijo Al-. ¿Qué tenés que ponerte a discutir con este chico? -y luego a George- Escuchá, decile al negro que venga acá. 
    -¿Qué le van a hacer? 
    -Nada. Pensá un poco, chico vivo. ¿Qué le haríamos a un negro? 
    George abrió la portezuela de la cocina y llamó: -Sam, vení un minutito. 
    El negro abrió la puerta de la cocina y salió. 
    -¿Qué pasa? -preguntó. Los dos hombres lo miraron desde el mostrador. 
    -Muy bien, negro -dijo Al-. Quedate ahí. 
    El negro Sam, con el delantal puesto, miró a los hombres sentados al mostrador: -Sí, señor -dijo. Al bajó de su taburete. 
    -Voy a la cocina con el negro y el chico vivo -dijo-. Volvé a la cocina, negro. Vos también, chico vivo. 
    El hombrecito entró a la cocina después de Nick y Sam, el cocinero. La puerta se cerró detrás de ellos. El que se llamaba Max se sentó al mostrador frente a George. No lo miraba a George sino al espejo que había tras el mostrador. Antes de ser un restaurante, lo de Henry había sido una taberna. 
    -Bueno, chico vivo -dijo Max con la vista en el espejo-. ¿Por qué no decís algo? 
    -¿De qué se trata todo esto? 
    -Ey, Al -gritó Max-. Acá este chico vivo quiere saber de qué se trata todo esto. 
    -¿Por qué no le contás? -se oyó la voz de Al desde la cocina. 
    -¿De qué creés que se trata? 
    -No sé.   (...)

Leálo todo en la acá.

Ernest Hemingway, al igual que Borges y Nabokov, nació en 1899 pero murió 25 años antes que el primero y 16 antes que el segundo. En 1961, de un balazo. Estuvo en la Primera Contienda Mundial, como voluntario; en el París, de los '20; en los '30, en África; en Cuba y Venecia, en los '40. Como periodista, fue corresponsal en varias guerras. En vida, publicó, entre otros: Aguas primaverales, Fiesta, Adiós a las armas, Muerte en la tarde, Las verdes colinas de África y El viejo y el mar (novelas); En nuestro tiempo, Hombres sin mujeres y Winner Takes Nothing (cuentos). Hay cantidad de libros póstumos y una empresa, Hemingway Ltd., que crearon sus hijos en 1992. 

a Tope


ETIMOLOGÍA

ASESINO, 1256. Del árabe ha¹¹ā¹î 'bebedor de ha¹î¹, bebida narcótica de hojas de cáñamo', nombre aplicado a los secuaces del sectario musulmán conocido por el Viejo de la Montaña, S. XI, que fanatizados por su jefe y embriagados de ha¹î¹, se dedicaban a ejecutar sangrientas venganzas políticas; aunque empleado antes varias veces y con muchas variantes, el vocablo no queda fijado y no se generaliza en el uso castellano hasta el S. XVIII.
DERIV. Asesinar, 1535. Asesinato, hacia 1700.   


GRAFFITTI

"Simplemente odio a la gente". Lo divisó Sandra S. en Gurruchaga y Nicaragua (Palermo sensible).

"Figo: Traidor,/ embustero, pesetero, etc". Visto en la tele en un partido, jugado en el Camp Nou, entre Real Madrid y Barcelona.

"No pintar más. El dueño". En Av. Belgrano y Cnel. Spurr (Avellaneda).


AGRADECIMIENTOS

Tu estilo mata mil, Mariano Valcarce, Soporte Técnico.
Feliz boda, Fede Venta y Mechi. 
Mei, que los cumplas feliz. 
Macumba y Topo, por anticipado.
Topador, por estas minivacaciones.
Albita Rodríguez Sarrans, pateémoslo entre todos.
Emiliano Rodríguez Nuesch.
Fede Merea, desde Usuhuaia a La Quiaca.
Roberto López.
Ezequiel Larraqui.
Juan Carlos Maidana, por tus augurios. 
A nuevos y viejos suscriptores. 

Mariano Valcarce, Soporte Técnico, recomienda "merendar gratis en el supermercado".


CUALQUIERA

Manifiesto del Unabomber

96- En lo que respecta a los derechos constitucionales, considere la libertad de prensa. Ciertamente no pretendemos abolirla: es una herramienta fundamental para limitar la concentración del poder político y para controlar a quienes detentan ese poder exponiendo públicamente cualquier mal comportamiento de su parte. Pero la libertad de prensa no es de gran utilidad para el ciudadano promedio. Los medios masivos están mayormente controlados por grandes organizaciones integradas al sistema. Cualquiera con un poco de dinero puede hacer que le publiquen algo o puede distribuir ese material por Internet, pero lo que sea que él quiera expresar será ahogado por el enorme volumen de material que imprime la prensa, por lo que no logrará ningún resultado práctico. Lograr un impacto sobre la sociedad por medio de palabras es casi imposible para la mayoría de los individuos y de los pequeños grupos. Tomemos (FC) como ejemplo. Si nunca hubiésemos hecho nada violento y hubiésemos presentado estos escritos a un editor, probablemente no hubiesen sido aceptados. En caso de haber sido aceptados y publicados, seguramente no hubieran atraído demasiados lectores, ya que es más divertido mirar el entretenimiento que difunden los medios antes que leer un ensayo serio. Aun si estos escritos hubieran captado un gran número de lectores, sus contenidos hubiesen sido rápidamente olvidados debido a la gran masa de material con que se abruma a los lectores. Para hacer llegar nuestro mensaje al público con alguna posibilidad de crear una impresión duradera hemos tenido que matar personas.

Tomado del Manifiesto del Unabomber, texto atribuido a un tal T. J. Kaczynski, quien durante veinte años realizó atentados enviando cartas bomba a universidades y aerolíneas de Estados Unidos. En 1995, el Unabomber exigió a dos diarios de tirada masiva la publicación de su texto, a cambio de suspender los ataques. 

a Tope


ENLACES

Base bibliográfica de Ciencia Ficción y Fantasía:
http://www.dreamers.com


RESPUESTAS

¿Qué vesre se le ocurren de las siguientes palabras?

estatua - tatuse
arvejas - vejasres
dentrífico - ficotriden
murciélago - siermulago
curiosidad - siriodacu
Nilipe

estatua: setatua - tatuase
arvejas: raverjas - verajas 
dentrífrico: tridénfrico - fridéntrico
murciélago: ciemúrgalo - ciemúrlago
curiosidad: socurio - dasicurio
Diana Cegelnicki


SUSCRIPCIONES

Si inflás un tetra y lo reventás de un pisotón, hace ¡SPAM!.

Si no desea recibir Ñusleter envíenos un mensaje electrónico con asunto "Ya Estoy Harto" a niusleter@niusleter.com.ar

Si desea recibir Ñusleter envíenos un mensaje electrónico con asunto "Yo También Quiero" a niusleter@niusleter.com.ar

Esto no es SPAM.


TALLER LITERARIO

- ¿Lo llamo al barquillero?
- Yo paso. 
- ¿Qué estás haciendo?
- Palabras cruzadas. Sentí: seis letras, parecido a la ballena. 
- ¿Cómo es? Escualo. 
- No, tonina.

El agua está buenísima. 
Taller Literario. Encuentros de lectura y escritura.

Se insolan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri

Se reciben mensajes en:
niusleter@niusleter.com.ar


DEFINICIÓN

LARGAR EL ROLLO. fr. fig. coloq. Contar a instancias de otro o por necesidad, algo que se mantenía reservado o en secreto. 
F. Peltzer, País, 1967, 97: -Yo lo sabía. Me lo dijo don Pepe. No da el negocio. Hace dos años que me anote. [...] -Largá el rollo, que estamos esperando.
Segovia, 1911, p. 864; Teruggi, 1974, p. 103; Santillán, 1976, pp. 355, 863; Coluccio, 1979, p. 116; Rodríguez, 1991, p. 174; Gatica de Montiveros, 1995, p. 173.

Se birló del Diccionario del habla de los argentinos, Academia Argentina de Letras, Buenos Aires, 2003.


POEMAS

Señas particulares ninguna

Acérquese,
sí, usted,
no tanto,
siéntese junto a la ventana,
encontramos cenizas en ese sillón,
usted fuma.
Se acercará después,
observe la posición,
la ropa quemada
por la distancia corta
y no hay huellas de arrastre.
En el cuerpo de la víctima
se encuentra su asesino,
cuando se ilumina la carne,
bajo la corrupción
se revela el verbo.
Si encontramos veneno,
99 en 100
lo suministra una mujer,
con menos frecuencia
elige arma blanca,
con arma de fuego
nunca dispara a la cabeza.
7 de cada 9 tienen coartada
aun sin estrategia,
la mujer vive
para la salvación.
Su rencor es minucioso
y lento,
su percepción de los detalles
asombrosa.
Observemos la escena,
no tropieza,
no deja nada fuera de lugar
y si rompe todo
analicemos qué
testigos muertos.
No,
no mire por la ventana,
ella esperó
con la paciencia de quien no espera
nada.
Recorre el lugar,
busca pruebas
de amor propio
que la alejen de aquí;
sólo la retiene saber
que si se fuera volvería.
Tenemos que acabar,
acérquese.
Tranquilícese,
tenemos tiempo.
Escribió una carta,
las mujeres creen en las palabras
a tal punto
que siempre falta otra palabra.
Por eso rompe el papel,
no, así no,
guardó los pedazos en su cartera,
recuerde que no encontramos cartas.
¿Está nerviosa?
Cualquier cosa que haga
será irreparable.
Ya lo ha sido.
¿Por qué no va a su casa
y duerme un poco?
Ya no podría dormir,
imaginaría una y otra vez
una pequeña corrección.
Y quién sabe, después de un sueño
nos traería la solución.
Las mujeres aún creen en Cristo
como en alguien que venga
y no que ha sido,
alguien que convierta
el vino del sacrificio
en un gesto.
Querida, nos perdimos,
¿dónde guardaría un hombre
el whisky?
junto a los compacts,
cerca del sillón.
Cómo vivía es importante
en relación con el momento
de la muerte
pero el vehículo de información
no es el contenido.
Bebiendo se encontrarían
en un lugar neutral
de la pasión.
El alcohol, en realidad,
enfría,
todo es igualmente estúpido.
Sí, en ese momento dijo estúpido,
sentada en el piso
mirando discos.
Si nunca compartieron esa música
ni tantas otras cosas.
Corazón,
no le pido que se emborrache,
yo no le pido nada.
Pero usted puede entenderla
¿está furiosa?
de acuerdo, confundida.
¿Y ahora?
¿Suena el teléfono?
Ella no atiende
pero escucha a través del contestador,
alguien cuelga.
No, no se ría,
tenemos registrados
los últimos mensajes,
la realidad siempre es más tonta
de lo que se cree.
¿Por eso rompió el vaso?
¿Por qué no recogió los vidrios?
Suena la llave
en la cerradura,
yo entro, le pregunto:
¿cómo entraste?
hay que interrogar al portero
¿tomaron nota de todo?
Ella se arrepiente
de haber roto la carta
¿no?
tiene razón,
ahora están frente a frente.
Míreme,
faltan diez minutos
¿qué podemos hacer?
Me sirvo un whisky,
pongo un tema
como si viniera pensándolo
antes de entrar.
Ahora sí, saque el arma,
diga: un último mensaje
¿duda?
apúnteme.
No, así no.
Como si el mundo fuese opaco
y a la vez demasiado
estridente,
se siente anestesiada
y ansiosa al mismo tiempo.
Pero usted espera algo.
Y yo cometo un error,
un gesto
¿de?
desproporción.
Acérquese,
yo arqueo las cejas,
usted dice
- siempre dicen algo -
que el malentendido nos una,
es lo único que tenemos.
Siempre se espera un poco,
faltan...
¿ése fue el gesto, dice usted?
Ahora apunte
como para disparar aquí.
No, así no,
recuerde:
usted me ama
y de todas maneras
me pierde.
Dispare.
No importa que usted lo sepa,
ella también, de otro modo,
siempre se sabe:
el cadáver
tendrá la última palabra.


Susana Villalba
, en Buenos Aires, nació hará unos cuarenta, cincuenta años. Trabaja como periodista y es, o era, del consejo de redacción de la revista Último Reino. Hizo estos libros de poemas, que no son todos: Oficiante de sombras, Clínica de muñecas, Susy, secretos del corazón y Matar un animal, de donde se tipeó este poema.  

a Tope


ENCUESTA

¿Se puede ser un asesino sin matar?

Envíe sus respuestas a: niusleter@niusleter.com.ar


MÁS ÑUSLETER EN:

http://www.niusleter.com.ar