Ñ u s l e t e r


#84

-encuentro metódico de lectura y escritura-

 


"PLANEAR, v. t. Preocuparse por el mejor método de conseguir un resultado casual." Ambrose Bierce

"Resulta que a la muchacha no se le había ocurrido jamás que los libros que leía tenían que ser escritos previamente. El concepto de escritor, de poeta, le era absolutamente desconocido, y en realidad creo que si hubiera preguntado un poco más, habría manifestado la ingenua creencia infantil de que Dios hace crecer los libros como los hongos." E. T. A. Hoffmann 

"Hay método en su locura." William Shakespeare


ÍNDICE

PROSA | Método de composición | Edgar Allan Poe |
DEFINICIÓN | Ser un aprendiz de brujo |
GRAFFITTI
CUALQUIERA | 
Método de hipnosis ideomotora |
TALLER LITERARIO | Sin recetas |
ENCUESTA
POEMAS Un poema | José Asunción Silva |
AGRADECIMIENTOS
SUSCRIPCIONES
RESPUESTAS | Disfrazados |

Ñusleter 24hs


PROSA

Método de composición

En una nota que en estos momentos tengo a la vista, Charles Dickens dice lo siguiente, refiriéndose a un análisis que efectué del mecanismo de Barnaby Rudge: "¿Saben, dicho sea de paso, que Godwin escribió su Caleb Williams al revés? Comenzó enmarañando la materia del segundo libro y luego, para componer el primero, pensó en los medios de justificar todo lo que había hecho".

Se me hace difícil creer que fuera ése precisamente el modo de composición de Godwin; por otra parte, lo que él mismo confiesa no está de acuerdo en manera alguna con la idea de Dickens. Pero el autor de Caleb Williams era un autor demasiado entendido para no percatarse de las ventajas que se pueden lograr con algún procedimiento semejante.

Si algo hay evidente es que un plan cualquiera que sea digno de este nombre ha de haber sido trazado con vistas al desenlace antes que la pluma ataque el papel. Sólo si se tiene continuamente presente la idea del desenlace podemos conferir a un plan su indispensable apariencia de lógica y de causalidad, procurando que todas las incidencias y en especial el tono general tienda a desarrollar la intención establecida.

Creo que existe un radical error en el método que se emplea por lo general para construir un cuento. Algunas veces, la historia nos proporciona una tesis; otras veces, el escritor se inspira en un caso contemporáneo o bien, en el mejor de los casos, se las arregla para combinar los hechos sorprendentes que han de tratar simplemente la base de su narración, proponiéndose introducir las descripciones, el diálogo o bien su comentario personal donde quiera que un resquicio en el tejido de la acción brinde la ocasión de hacerlo.

A mi modo de ver, la primera de todas las consideraciones debe ser la de un efecto que se pretende causar. Teniendo siempre a la vista la originalidad (porque se traiciona a sí mismo quien se atreve a prescindir de un medio de interés tan evidente), yo me digo, ante todo: entre los innumerables efectos o impresiones que es capaz de recibir el corazón, la inteligencia o, hablando en términos más generales, el alma, ¿cuál será el único que yo deba elegir en el caso presente?

Habiendo ya elegido un tema novelesco y, a continuación, un vigoroso efecto que producir, indago si vale más evidenciarlo mediante los incidentes o bien el tono o bien por los incidentes vulgares y un tono particular o bien por una singularidad equivalente de tono y de incidentes; luego, busco a mi alrededor, o acaso mejor en mí mismo, las combinaciones de acontecimientos o de tomos que pueden ser más adecuados para crear el efecto en cuestión.

He pensado a menudo cuán interesante sería un artículo escrito por un autor que quisiera y que pudiera describir, paso a paso, la marcha progresiva seguida en cualquiera de sus obras hasta llegar al término definitivo de su realización.

Me sería imposible explicar por qué no se ha ofrecido nunca al público un trabajo semejante; pero quizá la vanidad de los autores haya sido la causa más poderosa que justifique esa laguna literaria. Muchos escritores, especialmente los poetas, prefieren dejar creer a la gente que escriben gracias a una especie de sutil frenesí o de intuición extática; experimentarían verdaderos escalofríos si tuvieran que permitir al público echar una ojeada tras el telón, para contemplar los trabajosos y vacilantes embriones de pensamientos. La verdadera decisión se adopta en el último momento, ¡a tanta idea entrevista!, a veces sólo como en un relámpago y que durante tanto tiempo se resiste a mostrarse a plena luz, el pensamiento plenamente maduro pero desechado por ser de índole inabordable, la elección prudente y los arrepentimientos, las dolorosas raspaduras y las interpolación. Es, en suma, los rodamientos y las cadenas, los artificios para los cambios de decoración, las escaleras y los escotillones, las plumas de gallo, el colorete, los lunares y todos los aceites que en el noventa y nueve por ciento de los casos son lo peculiar del histrión literario.

Por lo demás, no se me escapa que no es frecuente el caso en que un autor se halle en buena disposición para reemprender el camino por donde llegó a su desenlace.

Generalmente, las ideas surgieron mezcladas; luego fueron seguidas y finalmente olvidadas de la misma manera.

En cuanto a mí, no comparto la repugnancia de que acabo de hablar, ni encuentro la menor dificultad en recordar la marcha progresiva de todas mis composiciones. Puesto que el interés de este análisis o reconstrucción, que se ha considerado como un desiderátum en literatura, es enteramente independiente de cualquier supuesto ideal en lo analizado, no se me podrá censurar que salte a las conveniencias si revelo aquí el modus operandi con que logré construir una de mis obras. Escojo para ello El cuervo debido a que es la más conocida de todas. Consiste mi propósito en demostrar que ningún punto de la composición puede atribuirse a la intuición ni al azar; y que aquélla avanzó hacia su terminación, paso a paso, con la misma exactitud y la lógica rigurosa propias de un problema matemático.

Puesto que no responde directamente a la cuestión poética, prescindamos de la circunstancia, si lo prefieren, la necesidad, de que nació la intención de escribir un poema tal que satisficiera al propio tiempo el gusto popular y el gusto crítico.

Mi análisis comienza, por tanto, a partir de esa intención.

La consideración primordial fue ésta: la dimensión. Si una obra literaria es demasiado extensa para ser leída en una sola sesión, debemos resignarnos a quedar privados del efecto, soberanamente decisivo, de la unidad de impresión; porque cuando son necesarias dos sesiones se interponen entre ellas los asuntos del mundo, y todo lo que denominamos el conjunto o la totalidad queda destruido automáticamente. Pero, habida cuenta de que coeteris paribus, ningún poeta puede renunciar a todo lo que contribuye a servir su propósito, queda examinar si acaso hallaremos en la extensión alguna ventaja, cual fuere, que compense la pérdida de unidad aludida. Por el momento, respondo negativamente. Lo que solemos considerar un poema extenso en realidad no es más que una sucesión de poemas cortos, es decir, de efectos poéticos breves. Es inútil sostener que un poema no es tal sino en cuanto eleva el alma y te reporta una excitación intensa: por una necesidad psíquica, todas las excitaciones intensas son de corta duración. Por eso, al menos la mitad del "Paraíso perdido" no es más que pura prosa: hay en él una serie de excitaciones poéticas salpicadas inevitablemente de depresiones. En conjunto, la obra toda, a causa de su extensión excesiva, carece de aquel elemento artístico tan decisivamente importante: totalidad o unidad de efecto. [...]

Lea el método completo acá.

Edgar Allan Poe nació en 1809 en Boston. Sus padres, actores de teatro itinerantes, murieron tempranamente, y Poe fue criado por John Allan, un hombre rico de Virginia, de quien tomó su primer apellido. A los seis años viajó a Inglaterra donde ingresó en un internado privado. De regreso en Estados Unidos en 1820 siguió estudiando en centros privados y asistió a la universidad de Virginia durante un año, pero en 1827 su padre adoptivo, disgustado por la afición del joven a la bebida y al juego, se negó a pagar sus deudas y le obligó a trabajar como empleado. Se casó con una prima, casi una nínfula, de la que se separó pronto. Tiempo después, se dedicó con fervor al periodismo, donde cultivó la crítica despiadada hacia la obra de sus contemporáneos. Entre poesía, ensayo, novela (que escribió una sola), se lo recuerda más por sus relatos, en los que anticipó el género policial y sentó las bases del cuento moderno. En Baltimore, en 1849, pasó a mejor vida. 

a Tope


DEFINICIÓN

Ser un aprendiz de brujo. Nunca faltan personas que se creen dotadas para ejercer artes que nunca han aprendido. Quien se mete sin ciencia ni experiencia en empresas que lo sobrepasan suele ser calificado de "aprendiz de brujo". La expresión se basa en un poema de Goethe así titulado y el tema fue retomado por Walt Disney en uno de los episodios de Fantasía (con el ratón Mickey como protagonista). El aprendiz de brujo cuenta la historia del joven ayudante de un hechicero a quien su amo antes de salir ordena barrer y baldear su laboratorio. No bien sale, el asistente consulta los libros de magia y logra que las escobas y los baldes se multipliquen y hagan el trabajo por él. En instantes queda concluída la limpieza. Pero el acarreo de agua continua sin cesar porque el aprendiz ignora la fórmula para detenerlo. Por fin regresa el mago, quien detiene la inundación y todo vuelve a la normalidad. La frase vales para todos aquellos que ponen en marcha obras cuyas consecuencias son incapaces de prevenir. En la política o en el arte, en el comercio o en la ciencia, ¿quién no ha tenido que sufrir alguna vez las temibles iniciativas de algún aprendiz de brujo?

En Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, Héctor Zimmerman, Aguilar, Buenos Aires, 1999.


GRAFFITTI

"¿Dónde viste un toro flaco?". Lo vio en Céspedes y Roseti (Chacarita) Diego M., quien además lo anotó y lo mandó.  


CUALQUIERA

Método de hipnosis ideomotora

    Este método ha sido utilizado por Erickson a partir de la tercera década de este siglo. Consiste en trabajar al sujeto con los ojos cerrados y sugerirle que se concentre en su mano derecha y piense que se está poniendo liviana; al mismo tiempo se le dice que cuando esto suceda comenzará a elevarse la mano poco a poco.
   
Cuando se observe el fenómeno de levitación, basado en la autosugestión, se le indica en ese momento (se le "ordena") que duerma profundamente. 
    Por lo general se obtienen buenos resultados con este método en sujetos muy imaginativos y susceptibles a la sugestión. 

Leído en Hipnosis, Braulio Martínez Perigod y Moisés Asís, Editorial Científico-Técnica, La Habana, 1985. 

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TALLER LITERARIO

A: -En un sobre los verbos; en otro los sustantivos, algunos adjetivados; en otro circunstanciales. Sacaba uno de cada y copiaba. Después puse sólo puntos. Luego los cambié por comas y por último escandí los versos.
B: -Che, ¿y siempre haces esto?
A: -Sí...
B: -Con razón...

Aporte lo que sienta. Siga su intuición.
Taller Literario. Encuentros semanales de lectura y escritura.

Asisten: Fernando Aíta y Alejandro Güerri

Escriba a: niusleter@niusleter.com.ar


ENCUESTA

¿Qué métodos usa para leer...

-en general?
-el diario?
-para un examen?
-una novela demasiado larga pero que no quiere abandonar?
-un poema que enfatiza el plano gráfico o fónico?
-de la pantalla?
-un texto de un amigo escritor?
-otras cosas?

Envíe sus respuestas a: niusleter@niusleter.com.ar


POEMAS

Un poema

Soñaba en ese entonces en forjar un poema, 
De arte nervioso y nuevo obra audaz y suprema, 

Escogí entre un asunto grotesco y otro trágico 
Llamé a todos los ritmos con un conjuro mágico 

Y los ritmos indóciles vinieron acercándose, 
Juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose, 

Ritmos sonoros, ritmos potentes, ritmos graves, 
Unos cual choques de armas, otros cual cantos de aves, 

De Oriente hasta Occidente, desde el Sur hasta el Norte 
De metros y de formas se presentó la corte. 

Tascando frenos áureos bajo las riendas frágiles 
Cruzaron los tercetos, como corceles ágiles 

Abriéndose ancho paso por entre aquella grey 
Vestido de oro y púrpura llegó el soneto rey, 

Y allí cantaron todos... Entre la algarabía, 
Me fascinó el espíritu, por su coquetería 

Alguna estrofa aguda que excitó mi deseo, 
Con el retintín claro de su campanilleo. 

Y la escogí entre todas... Por regalo nupcial 
Le di unas rimas ricas, de plata y de cristal. 

En ella conté un cuento, que huyendo lo servil 
tomó un carácter trágico, fantástico y sutil, 

Era la historia triste, desprestigiada y cierta 
De una mujer hermosa, idolatrada y muerta, 

Y para que sintieran la amargura, exprofeso 
Junté sílabas dulces como el sabor de un beso, 

Bordé las frases de oro, les di música extraña 
Como de mandolinas que un laúd acompaña, 

Dejé en una luz vaga las hondas lejanías 
Llenas de nieblas húmedas y de melancolías 

Y por el fondo oscuro, como en mundana fiesta, 
Cruzan ágiles máscaras al compás de la orquesta, 

Envueltas en palabras que ocultan como un velo, 
Y con caretas negras de raso y terciopelo, 

Cruzar hice en el fondo las vagas sugestiones 
De sentimientos místicos y humanas tentaciones... 

Complacido en mis versos, con orgullo de artista, 
Les di olor de heliotropos y color de amatista... 

Le mostré mi poema a un crítico estupendo... 
Y lo leyó seis veces y me dijo... No entiendo!


José Asunción Silva nació de una familia acomodada en Bogotá, Colombia, en 1865. Estudió en colegios privados y pronto comenzó a asistir a la tertulia literaria que su padre, escritor costumbrista y académico, mantenía en su casa. Viajó a Europa en 1885, donde conoció la obra de los simbolistas y trabó amistad con Oscar Wilde y Stéphane Mallarmé. Su hermana Elvira, con la que se sentía muy unido, murió en 1891, hecho que lo sumió en una honda depresión y le inspiró el "Nocturno". Los amigos le consiguieron el cargo de secretario de legación en Caracas (1894) y, a su regreso, el barco en que viajaba naufragó y Silva perdió gran parte de su obra. El 23 de mayo de 1896 se pegó un tiro. Sus obras líricas, publicadas sueltas y desperdigadamente, se editaron póstumamente en El libro de versos (1923), al igual que su novela De sobremesa (1925).

a Tope


AGRADECIMIENTOS

¿Cómo se hace para ser como vos, Mariano Valcarce, Soporte Técnico?
Lalo Aíta
Diana Cegelnicki
José Luis Pascuet
Nicolas Grasset
Julián Cánepa
A la calidad de gente cuantiosa que alegra esta visita 

Mariano Valcarce, Soporte Técnico, recomienda "improvisar metódicamente".


SUSCRIPCIONES

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RESPUESTAS

¿El mejor disfraz?

De cura: pantalón y camisa negra y una telita blanca con elástico en el cuello, un rosario y una biblia. Salimos de la fiesta con un amigo -luchador de catch en malla y calzas. Volví solo en colectivo muy mamado y no me acordé del disfraz; sentí unas miradas de desaprobación.
Javier

Mi mejor disfraz es cuando me disfrazo de mi misma para, de esa manera, ocultarme a
los demás.
Araceli Zúñiga.

El mejor disfraz lo armamos con mi mejor amiga en ocasión de su cumpleaños hace
algunos años. La idea era ir vestidas de algo que fuera necesariamente parejo, así
que se nos ocurrió: ¿por qué no de grifos antiguos? Bien, con media bola de
telgopor, cuatro conos y cuatro pelotitas forradas de papel metálico en la cabeza, y
una suerte de strapless campana también plateado (aunque no lo crean, una canilla
puede ser sexy) logramos quedar impecablemente disfrazadas de grifos. Ella era la
fría y yo era la de paso... es que por esa época pertenecíamos a un grupo misionero
y, como comprenderán, no era el fin escandalizar a la concurrencia.
Agustina Varela


Fue hace mucho tiempo, iba en mi fitito por la panamericana a una fiesta,
disfrazado de monje fanciscano. Se pichó una goma y varios automovilistas
pararon para decirme "necesita ayuda, padre?" Hoy, no para ni el papa.
Mangialardi

El mío. Actúo como si a Her no lo quisiera tanto y me muero de amor.
Sor Juana

En invierno: de muñeco de Michelín
En verano: de Pelopincho
Eze Chaio

A los tres años para un acto del jardín me disfrazaron de novio. Me pusieron un smoking de medio metro que me quedaba muy bien.
Lorenzo R.

El del Cubanedo-Man, un superhéroe sin poderes que inventamos con un amigo cuando éramos chicos. Lo estrené en un campamento de la escuela. Hice estragos.
Alejandro M.

a Tope


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