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# 199

 


-embriaguez libertaria-

 


 

"Cheever comentó que siempre podía reconocer 'un renglón alcohólico' en la obra de un escritor. No estoy exactamente seguro de a qué se refería, pero creo que lo sé. Cuando estábamos enseñando en el Taller de Escritores de Iowa, en el semestre del otoño de 1973, él y yo no hicimos otra cosa más que beber." Raymond Carver

"El que abusa de un líquido no se mantiene mucho tiempo sólido."
Charles Augustin Sainte-Beuve

"Vino, enseñame el arte de ver mi propia historia / Como si esta ya fuera ceniza en la memoria."
Jorge Luis Borges

"El que se pierde es el que encuentra las nuevas sendas."
Nils Kjaer


 

ÍNDICE

 

PROSA | Saturnino Fernández, héroe | Ignacio Covarrubias |

DEFINICIÓN | Sindudamente | La pucha | Salame |

NUSLÉTER TRABAJA | A diez manos |

ETIMOLOGÍA | Abstemio | Cantimplora | Copetín | 
FIGURITAS | Free Play | Stephen Nachmanovitch |
ENCUESTA
TALLER LITERARIO | De novela | 
POEMAS | La misma luz en todas partes | Damián Ríos
GRAFITI  

COSAS DE BUENOS AIRES | Lugares de ocio y recreación |

RESPUESTAS | Espacio verde |
CUALQUIERA | Baño vitalizador |
ENLACES | Varios |
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PROSA

 

Saturnino Fernández, héroe

    El 12 de diciembre de 1956, Saturnino Fernández abandonó la redacción de “Crítica”, a las 18, y cruzó al “Whisky Bar”, situado enfrente, donde comenzó a beber a su salud, práctica que realizaba invariablemente desde hacía 30 años. Por regla general, bebía dos o tres copas de caña, pasaba después al vermouth y luego seguía ya con lo que se terciara. Alrededor de la medianoche su lengua estaba estropajosa pero su mente, colmada de una celestial serenidad, sentía que el cuerpo a que estaba atada era capaz de realizar cualquier cosa.
    En tan feliz estado de ánimo dormía hasta mediada la mañana, momento en el cual desayunaba con un par de aspirinas y se preparaba para su cotidiana labor de reportero. Era una vida metódica, si no mesurada, y con tan singular régimen esperaba alcanzar los cien años de edad, basado en un claro razonamiento de orden científico.
    -Todo puede conservarse mejor por medio del alcohol.
    Empero esa noche precisamente -la del 12 de diciembre- ofrecería cambios singulares en su destino, le causaría la muerte y lo tornaría célebre en la historia del mundo, marcando su nombre un hito entre el pasado y el futuro y creando nada menos que el “Gobierno Mundial”, esfuerzo en el que fracasaran todos los teóricos y todos los políticos, desde Alejandro Magno hasta Atila, desde Genghis Kan hasta el Mahatma Gandhi, con diversos métodos.

    Esa noche ocurrieron tantas cosas que resulta difícil narrarlas con una cierta lógica. El 12 de diciembre, en Buenos Aires -y especialmente en la avenida de Mayo- hacía un calor de todos los demonios. De todos los demonios, en cambio, era el frío que hacía en Groenlandia. En la base aeronaval del “Proyecto Bronx”, punto indeterminado por la censura militar del Pentágono, Washington, el piloto Dave Richardson emprendió vuelo en un aparato de retropropulsión “Flash”, de ocho turborreactores y capaz de desarrollar “3 Machs”, o sea, 3 veces la velocidad del sonido.
    Ascendió verticalmente hasta 10.000 metros, aprisionado por el traje compensador de presión, y aspiró el oxígeno de los tubos especiales en un vuelo que habría de ser pura rutina, destinado únicamente a probar un nuevo sistema descongelador del fuselaje.
    Dave cruzó la barrera supersónica, invirtió los mandos y siguió volando en línea recta y con rumbo este-nordeste mientras se comunicaba con la base.
    “Altura, 10.000; velocidad, 3 Machs; vuelo normal; temperatura exterior, 36 grados bajo cero...”
    Sus palabras llegaban monótonamente a la base cuando de pronto cambió el tono de voz. Se hizo tensa la expresión, los que controlaban la prueba oyeron exclamaciones impropias de un piloto en vuelo -máxime que en caso de accidente podía morir con ellas en la boca, lo que no era recomendable para el alma, ya que lo del cuerpo no tendría compostura- y pensaron en los primeros momentos que el infortunado Richardson se había vuelto loco.
    -¡Frente a mi proa, veo una nave extraña! ¡Creo que es un plato volador! ¡Como aquellos de 1951! Se precipita hacia delante... ya no la veo más... ¡Diablos! Otra... y otra... a 190 grados una formación.... son docenas... el cielo está cubierto... acabo de esquivar una... tenía una luminosidad celeste... una velocidad de 20 Machs... ¡qué barbaridad! ¡Eh, hijo de perra... casi me arranca un ala! Están dejando caer algo. Parecen copos de nieve... o algodón... No, parecen plumones blancuzcos... ¡Cuidado abajo...! ¡Lancen la voz de alarma! ¡Alarma...!
    No se lo escuchó más ni se lo volvió a ver. Dave Richardson, de acuerdo a los historiadores, fue la primera víctima.

    Lord Evanston, adventista del Séptimo día, era también abstemio además de gobernador británico de Singapur. El 12 de diciembre de 1956 se encontraba en la veranda de la casa de gobierno conversando con su esposa, mientras ambos bebían un refrescante vaso de jugo de lima -importado de Inglaterra, por supuesto- y comentando los sucesos del día.
    -Creo que sir David debiera tener más cuidado con su personal. Me parece que su nuevo ayuda de cámara es comunista y eso es peligroso, mucho más en Malaya.
    En ese preciso momento, eran las 23.1, cayó en el jardín de la residencia una extraña lluvia de algo parecido a plumones blancos. Pero no se trataba de materia inerte. Al caer, comenzaban a arrastrarse como si fueran hojas empujadas por el viento y a formar montoncitos que poco a poco tomaban una forma esférica del tamaño de una pelota de fútbol.
    Lord Davidson quedó con la mano en alto, el vaso empuñado, la boca abierta. Lady Davidson lo miró con espanto.
    -¿Qué te pasa, darling...?
    No pudo ella terminar la frase, inmovilizada a la manera de las figuras de cera del Museo de madame Tussaud.

    Tovarish Bulganin -dijo Molotov-, la situación es insostenible. Los norteamericanos se arman y nosotros también.    ¿Cuándo vamos a comenzar la guerra? Creo que esta primavera sería lo más indicado. Nuestros depósitos de bombas atómicas...
    Bulganin sonrió con toda la boca, con buen humor y picardía.
    Después se aproximó a una de las ventanas de doble cristal, del Kremlin, para ver cómo caía la nieve en uno de los patios interiores. El espectáculo lo atrajo en tal forma que no escuchó más a Molotov.
    -Eh, Tovarish, ¿qué le pasa? -gritó Molotov.
    -Mire... mire aquello...
    Entre los copos de nieve, caían otros, algo mayores, lentos también, pero se los veía a la luz de los reflectores encendidos para evitar toda sorpresa, tomar una forma esférica y agruparse.
    -¿Qué es eso? ¿Serán las nuevas armas que nuestro servicio de informac...?
    Ninguno terminó de hablar. Habían quedado petrificados. Eran las 23.6 de la noche del 12 de diciembre de 1956.

    Esa noche, a las 23 en punto, hora local -¡siempre hora local!-, el reelegido presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower -al grito de “I like Ike again”, “me gusta Ike otra vez”- estaba a punto de calzar las pantuflas en su dormitorio de la Casa Blanca, mientras charlaba con su esposa Mamie.
    -Odio el invierno -dijo Mamie.
    -Mamie, no digas eso -sentenció Ike-. Ojalá el invierno durara toda la vida. Creo que en la próxima primavera las cosas comenzarán a marchar de mal en peor. Cada vez que veo caer la nieve, me alegro.
    Se ajustó el cinturón de la bata y antes de apagar la luz, acercó el rostro a la ventana. Y allí quedó, pegado de narices al cristal empañado. Mamie estaba recostada, en la cama, con los ojos abiertos y no notó nada.

    Saturnino Fernández había llegado a un grado de beatitud por el cual pagaba todo el dinero que podía percibir como reportero y cubría el saldo con su propio hígado, porque la felicidad alcohólica exige un alto precio. Miró el reloj. Eran las 23.9 -hora local, por supuesto-, cuando notó un revuelo entre los parroquianos.
    Oyó los gritos, vio correr a la gente de un lado al otro, mirando hacia el cielo.
    -¿Qué pasa?
    De pronto, se acalló todo. Un ómnibus número 164 subió a la acera y barrió con las mesas instaladas en ella. Hubo tres o cuatro muertos y varios heridos. Nadie se movió. Los que sufrieron el impacto cayeron, los demás quedaron inmóviles. Saturnino Fernández pidió una copa más al barman. El barman -José Antonio López, español de 21 años, con 2 residencias en el país- estaba con la cocktelera en el aire, ojos y boca abiertos, sorprendido en el instante de mezclar un San Martín seco.
    Por la avenida de Mayo comenzaban a verse unas extrañas pelotas de plumón blanco. Saturnino se rascó la cabeza. Con paso inseguro, eso sí, pero mente apacible, trató de levantar a un herido que no se quejaba aunque le sangraba profusamente la cabeza. No lo logró. Pidió ayuda a un transeúnte paralizado y éste no pareció oírlo.
    Decidió entonces que debía afrontar la situación con calma. Retornó al mostrador del bar, pasó por encima del mueble y tomó una botella de la cual bebió un largo trago sin necesidad de usar el vaso.
    -Eh... ¿Qué pasa?
    Una voz aguardentosa desde el fondo, lo interpeló.
    -Tráigame un trago, compañero.
    Era un sujeto de barbas, con los ojos inyectados en sangre, el que reclamaba algo más de bebida. Saturnino se unió al barbudo y ambos terminaron de beber la botella mientras discutían la situación.
    -Lo que me parece -decía el barbudo- es que vos estás muy borracho.
    -Por cierto que lo estoy -respondió Saturnino-. Pero eso no me impide ver esas pelotas blancas. Y toda la avenida de Mayo está paralizada. Nadie se mueve. Debe ser alguna peste.
    Saturnino, del brazo del barbudo, comenzó a recorrer la ciudad. Al rato de andar, tomaron un automóvil, bajaron al chofer paralizado y lo condujeron por turno. Ninguno de ellos era chofer avezado, pero cuando el auto se detenía o se abollaba contra cualquier obstáculo, se apoderaban de otro.
    También detenían la marcha de vez en cuando para descender ante un bar, con toda la gente paralizada, y apoderarse de algunas botellas, reserva de combustible imprescindible. Hasta que poco a poco, con la lógica de los ebrios consuetudinarios, llegaron a una aterradora conclusión.
    -Oye, barbudo -dijo Saturnino-, ¿te das cuenta de que la ciudad está paralizada?
    -Me doy -respondió el barbudo con un laconismo hipante.
    -Y que hasta ahora, ¿quiénes no han sido afectados?
    -Nosotros dos.
    -Además de nosotros, los demás que hemos encontrado aún en actividad son los borrachos.
    -Es cierto.
    -De modo que... ¡salud!
    Sin nada de la moderación homeopática, ambos siguieron un tratamiento a fuerza de botellas. Y muy pronto relacionaron la paralización de la ciudad con las bolas blancas que estaban en todas partes. En las calles, en las plazas, en algunos balcones.
    -Lo que tenemos que hacer es destruir estas cosas -decidió Saturnino.
    Manos a la obra. Comenzaron en la plaza del Congreso. A puntapiés y luego con un camión municipal barredor, hicieron una alta pila de bolas de plumón y le prendieron fuego. La pila ardió magníficamente. Luego otra y otra. A la madrugada, fatigados, proseguían su labor.
    Pero habían reclutado a un centenar de borrachos que con paso inseguro se dedicaban a la labor, estimulados por constantes tragos. Saturnino y el barbudo iban y venían, de los bares más cercanos, a varios puestos improvisados, reabasteciéndoles de bebidas. Y al cabo de dos días, despejado un terreno aproximado de seis manzanas, vieron con estupor que los paralizados comenzaban a revivir.
    Quienes daban señales de movimiento eran enrolados de inmediato, previa dosis de bebidas estimulantes y una vez bien borrachos, se los lanzaba a la lucha.
    La lucha, en Buenos Aires, duró nueve días, pues en proporción geométrica, los grupos de Saturnino y el barbudo se convirtieron de patrullas en regimientos, de regimientos en divisiones, de divisiones en cuerpos de ejército. Se tambaleaban, hipaban, dormitaban un ratito, siempre vaso en mano y armados con abundantes bebidas, continuaron su avance.
    Conquistada la ciudad, se reconquistó el interior y se lanzaron expediciones al resto del mundo.

    En aviones que zigzagueaban, conducidos por pilotos ebrios, partieron las fuerzas de choque de Saturnino enarbolando la bandera que ostentaba una efigie de la Libertad con gorro frigio y una botella en la mano.
    Llegaron a otras ciudades y otros países. Se liberó América primero, después Europa; poco a poco, los hombres de la botella limpiaron al mundo.
    En la Academia de Ciencias de París, en la Comisión de la Energía Atómica de Estados Unidos, en el Centro de Investigaciones Lenín de Moscú, se estudió el caso. Una comisión internacional de sabios dio su dictamen:
    “Aparatos no identificados provenientes del espacio, lanzaron sobre la tierra un material que no ha podido ser analizado totalmente, pero del cual se guardan muestras, que paraliza la mente de los seres humanos. Con tan simple armamento, los invasores hubieran podido apoderarse de la Tierra fácilmente. No calcularon, en cambio, que las mentes de las personas afectas al alcohol, quedaban por tal hecho inmunizadas a tales efluvios nocivos. La sangre, con alto dosaje alcohólico, los preservó de caer vencidos, su mente, acostumbrada a los vapores vínicos, pudo actuar a la perfección.”
    Los historiadores gloriaron la figura magnífica del héroe y mártir Saturnino, caído gloriosamente en la defensa de nuestro planeta, a consecuencia de una cirrosis hepática, complicada en las últimas horas de su agonía con las visiones apocalípticas de un delirium tremens de órdago.

    Un mes más tarde, el 12 de enero de 1957, Bulganin y Eisenhower almorzaban en “algún lugar de Europa”. El vodka y el whisky corrieron, claro está, como “preventivo” contra cualquier otra invasión. Pero de ese almuerzo y de muchos otros surgió el Gobierno Mundial, se borraron las fronteras y ondeó, junto a las banderas de todos los países, la bandera de la Libertad con la botella.
    La humanidad se había unido contra los invasores espaciales y brindaba por la concordia y por la paz. Hubo, es cierto, una época de grandes emigraciones en masa, pues muchas eran las personas que creían vivir mejor allí en lugar de aquí.
    Después se recuperó el equilibrio y todo marchó mejor. La mayor parte de los presupuestos de guerra se destinaron a fabulosas destilerías y la estatua de Saturnino Fernández, con su rostro ascético y su vaso alzado hacia el cielo, como desafío a los desconocidos de otros mundos, está en todos los lugares venerado y admirado.
    Desde el lugar donde escribo estas líneas diviso su silueta en medio de la plaza. Son las 23 y he terminado. Beberé media botella de whisky y me marcharé a casa.
    Primero tengo que estar algo alcoholizado, si no las patrullas policiales me detendrán. La sobriedad es una infracción grave en nuestro nuevo, pacífico, amable y magnífico mundo.

    Bs. Aires, diciembre 12 de 1959. (Escrito para el Boletín Internacional de Estudios Históricos, edición destinada a conmemorar a Saturnino Fernández, Apóstol de la Botella.)
 


Ignacio Covarrubias, argentino y periodista. Publicó la biografía para niños Thomas Alva Edison (1958). También tradujo y prologó Cartas de W. H. Hudson a Cunninghame Graham y a la Sra. de Bontine: 1890-1922. Sin datos precisos sobre su fecha de nacimiento, se estima que ya murió.

Este cuento fue tomado en préstamo del número 1 de la publicación UBIK, y publicado originalmente en la revista Más allá, Nº 27, en agosto de 1955.

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DEFINICIÓN

 

SINDUDAMENTE. Indicativo de cosa que ocurrirá con toda seguridá, sin ninguna duda: "Maniana saldrá el soL, sindudamente..." (Sartre

¡LA PUCHA! Insolensia que se pronunsia rápidamente y moviendo los brasos para darle mas énfasis y elocuensia: "Leonardo quiso apretar los frenos, pero viendo de que no le respondían, largó el volante y gritó: ¡la gran pucha!" (Montaine

SALAME: Verbo que se usa para indicar a una persona sonsa o medio pavota: "No te casés con mister tomorroW ques un salame..." (Chesterton, pájina 178). La aplicasión de salamE tiene que ser hecha con la mayor justesa posible, o sea de que no se le puede desir a un mosO estúpido: "A ver, che salame: traeme un sángüiche de salamE!", porquentonses se forma una redundansia que no tolera lacademiA de la lengua.

En el "vocabulariO" al final de Consejos para futuros gobernantes, de César Bruto (Carlos Warnes).


 

ÑUSLÉTER TRABAJA

 

¿Inventaste una tipografía y no sabés qué escribir?

¿Tenés un sitio a estrenar y está pelado?

¿Te pasaron un artículo insoslayable pero no leés en ese idioma?

¿Ya no sabés qué proponerle a la gente a tu cargo para que se les caiga una idea nueva?


Ñusléter trabaja:

 

~ Corrección y creación de contenidos.
~ Talleres para poca y mucha gente.

~ Traducciones de inglés, francés y portugués.
~ Investigaciones y notas.

 

Más información acá.

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ETIMOLOGÍA

 

ABSTEMIO, 1524, tomado del latín abstemius, ídem (no se relaciona con abstener ni abstinencia, pero sí con temulentus, 'borracho').

 

CANTIMPLORA, 1543, 'sifón (tubo o conducto)', 'vasija usada para enfriar el agua', 'frasco revestido para llevar bebida'. Tomado del catalán cantimplora, antes cantiplora, 1460 y éste compuesto de canta i plora 'canta y llora', por el ruido que hace la cantimplora al gotear.

Adaptadas del Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española de Joan Coraminas, Ed. Gredos, Madrid, 1990. 

COPETÍN. Bebida o mezcla de bebidas acompañada de ingredientes que estuvo muy de moda en la década de 1940. Viene del latín cuppa, copa, que dio cupo en español antiguo. De ambas formas -copa y cupo- proviene una serie de palabrascomo copete, cúpula, incumbir (meter en la misma copa(, copera, copo y copetudo. "Levantar el copete" supone entre nosotros presumir o rebelarse. Y en periodismo, copete es la presentación de una nota.

Tomada de Tres mil historias de palabras y frases que decimos a cada rato, Héctor Zimmerman, Aguilar, Buenos Aires, 1999.  
 


 

FIGURITAS

 

Free Play - La improvisación en el arte y en la vida

(fragmento)

 

    La improvisación, la composición, la escritura, la invención, todos los actos creativos son formas de juego, el lugar de comienzo de la creatividad en el ciclo del crecimiento, y una de las funciones primarias de la vida. Sin el juego el aprendizaje y la evolución son imposibles. El juego es la raíz de donde surge el arte; es la materia prima que el artista canaliza y organiza con todo su saber y su técnica. La técnica misma surge del juego, porque sólo podemos adquirir la técnica por la práctica de la práctica, experimentando y jugando persistentemente con nuestras herramientas y probando sus límites y resistencias. (…)
    Todos hemos observado la intensa concentración de los niños en el juego, esa concentración de ojos muy abiertos en la que tanto el niño como el mundo desaparecen, y sólo queda el juego. Los adultos involucrados en un trabajo que aman también pueden experimentar estos momentos. Es posible convertirse en lo que uno está haciendo; estos momentos llegan cuando ¡Paf!, allá vamos, y no hay más que el trabajo. La intensidad de la concentración y la vinculación en el tema se mantiene y aumenta, las necesidades físicas disminuyen, la visión se estrecha, el sentido del tiempo se detiene. Uno se siente alerta y vivo; los esfuerzos no requieren esfuerzo. Uno se pierde en su propia voz, en el manejo de sus herramientas, en su sentido de las reglas. Absorbido en la pura fascinación del juego, de las texturas y resistencias y matices y limitaciones de ese medio particular, se olvida del tiempo y el lugar en que está... (…)
    La idea occidental de la práctica es adquirir destreza. Está muy relacionada con nuestra ética de trabajo, que nos exige soportar ahora la lucha o el aburrimiento, en aras de las recompensas futuras. La idea oriental de la práctica, en cambio, es crear la persona, o más bien actualizar o revelar a la persona completa que ya está allí. No es una práctica para algo, sino una práctica total, suficiente en sí misma. (…)
    No hace falta practicar ejercicios aburridos, pero hay que practicar algo. Si la práctica le parece aburrida, no se escape de ella, pero no la tolere. Transfórmela en algo que le convenga. Si se aburre de tocar una escala, toque los mismos ocho tonos pero cambiando el orden. (…)
    Es bien sabido que se puede abrir el grifo del proceso creativo con la escritura automática, dejando simplemente fluir las palabras sin censurarlas ni juzgarlas. Siempre se las puede arrojar al canasto más tarde. Nadie tiene por qué enterarse. (…)
    Si usted escribe a máquina al tacto y tiene una computadora, cierre los ojos y tipee. Deje que las palabras vayan del corazón hasta las yemas de los dedos. No permita que los ojos o el cerebro se entrometan. Luego puede retroceder e imprimir... Simplemente invente algún canal o flujo desde el corazón hasta la realidad y alguna forma de registrarlo para que después, en otro estado de ánimo, pueda juzgar el trabajo y corregirlo. Practique esto totalmente liberado de los juicios, volcando su corazón sin discriminación. Entonces, tal vez meses o minutos más tarde (y allí es donde su forma de arte llega a parecerse a la improvisación musical), comience a mezclar la actitud de juego libre con la actitud de juicio en el mismo momento. Abra lentamente los ojos mientras escribe, deje que su conocimiento de la lengua y la literatura, la cultura y el oficio, se filtren en lo que fluye de su corazón al papel, a la pantalla de la computadora... (…)

 

 

Sacado del libro homónimo de Stephen Nachmanovitch (1950).

 


 

ENCUESTA

 


¿Qué fue lo mejor y lo peor que hiciste bebida/o?
 

 

Dejá tu respuesta en www.niusleter.blogspot.com

O mandála a: niusleter@niusleter.com.ar

 


 

TALLER LITERARIO

 

Taller de escritura de novela


    Para trabajar en la práctica todos los aspectos de la escritura de una novela y sus diferentes elementos: los del género y los de cada texto en particular.
    Porque hay novelas a las que les cuesta arrancar, novelas que se estancan, novelas que se van por las ramas y otras que no se terminan nunca, el taller sirve para entender qué dice y qué necesita cada una.
    Valorizando la importancia de las lecturas y las reescrituras.
    Con la idea de que cada novela crea un mundo nuevo: “Todo mundo posee leyes. Es simplemente cuestión de descubrirlas a tiempo.” Phillip Dick

    Trabajo grupal o individual.
 

Coordina: Mariano Fiszman, escritor y traductor de novelas.

Contacto: marianofiszman@hotmail.com
 


 

POEMAS

La misma luz en todas partes
(fragmento)

Este es un poema dedicado:
Marina, Julia, Germán, Mariano.

Empecé otro
sobre bichitos de luz, aviones
y ruidos de gente sola que se conecta
a cualquier hora o
llama por teléfono y todo se mezcla
con el pedo de mi viejo un verano
a las tres de la tarde,
cuando no es mi viejo todavía,
es mi papá,
y falta un rato para que empiece a entender,
tengo los pies metidos en el barro.

 

O las luces de los aviones o las de los bichitos de luz,
o las que se reflejan en las caras de los
que hacen fuerza con los dedos,
los codos, los hombros y teclean:
"serán las tres?"
Son las tres o las diez,
hay sol, en algunas partes soy el uno
que se ceba un mate en un pe hache
en planta baja, arriba duermen ellas,

se dan vuelta, me tropiezo con un zapato,

pateo una caja de pastillas,

está oscuro.

 

Ay, cómo me duele la nuca
de tanto mirar de los aviones las luces
de los bichitos que andan al ras del piso
y se apagan, allá está, no, está allá, está:
el movimiento
para agarrar un bichito
de luz debe ser armónico
y estudiado,
inclinando apenas los hombros y pensando vas a ver
bichito, vas a ver.
Después, cerrar las manos como un cuenco para estudiarlo.
Si se prende es porque está asustado,
si se apaga es porque está buscando novia
y piensa que para buscar novia
hay que ser medio canuto.

 

Ay, esa rama de sauce que una tarde mete
y saca del agua mi viejo, hace calor,
sigue sentado con el agua hasta
las rodillas al lado del titi,
su mejor amigo, me acerco y los miro.

¿Están en pedo?
Sí, están en pedo.

Todos merecemos estar en pedo.
Todos merecemos estar en pedo.

Todos merecemos estar en pedo.

(...)

Damián Ríos nació en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, en 1969. Colaboró en distintas revistas (Diario de Poesía, Los amigos de lo ajeno), cofundó Interzona editora, donde fue director editorial hasta 2006. Publicó la novela Habrá que poner la luz (1999) y los libros de poemas: La pasión del novelista (1998), De costado (2000), Poemas perros (2001), El perro del poema (2005), Polvo (cd-rom, 2004) y Como un zumbido (2008, de dónde provienen estas líneas).

 

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GRAFITI

 

"Martu:
Te amo.
Tu desastre"
.

En Pacheco de Melo entre Av. Las Heras y Billighurst (Barrio Norte).


COSAS DE BUENOS AIRES

¿Aburrida y sin saber qué hacer?
Mirá estos lugares de ocio y creación:

BIBLIOTECAS | Para leer gratis |
CICLOS | De lecturas |
LIBRERÍAS
| De usados |

EDITORIALES | De poesía y narrativa |

MUSEOS | Y galerías |

PASEOS | Ferias y caminatas |
 

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RESPUESTAS

 

~ ¿Puede recomendar un espacio verde...?
 

1- para ir a leer o escribir:
2- para ir de levante:
3- para salir a correr:
4- donde tener sexo:
5- para otros propósitos:

 

Soledad B. dijo:

1-Parque Lezama
2-Plaza Dorrego (q ahora q lo pienso no es taaaan verde)
3-El Rosedal
4-Plaza San Martin
5-para endrogarse bien endrogado cualquier placita de barrio está bien, en el mástil

 

J dijo:

una mesa de billar

 

Ana dijo:
1- PATIO INTERNO DEL CONVENTO DE SANTA CATALINA (RECONQUISTA ENTRE PERÓN Y SARMIENTO)
2- EL RÍO DE QUILMES... UN CLÁSICO, PERO TODAVÍA FUNCIONA
3- CORRER...??? NI IDEA. MI CEREBRO NO REGISTRA ESE VERBO
4- LA PLAZA QUE ESTÁ FRENTE A TRIBUNALES
5- SIEMPRE ES BUENO DISPONER DE UN RATO PARA "HACER NADA" EN LA PLACITA DEL BARRIO, NO?

 

Más respuestas y preguntas en www.niusleter.blogspot.com

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CUALQUIERA

Baño vitalizador (Sistema Valeta)

    Este baño produce un aflujo de sangre hacia el vientre; esta activación de la circulación sanguínea en esta zona facilita la eliminación de tóxicos y venenos a través de los intestinos y riñones principalmente.
    Además, el contacto del agua sobre la piel del bajo vientre estimula las numerosas terminaciones nerviosas que caracterizan a esta región del cuerpo la cual es transmitida por acción refleja a todos los órganos del cuerpo, especialmente al órgano enfermo, el cual reacciona aumentando su actividad eliminatoria que le permite desembarazarse de sustancias que dificultaban su normal funcionamiento.
    Las personas que por hallarse impedidas no puedan aprovechar los beneficios de este baño, pueden reemplazarlo con la COMPRESA ABDOMINAL DERIVATIVA que es de efectos parecidos y de aplicación más práctica en muchos casos.
   
    Cómo hacer el baño vitalizador
 

    Llenar el bidé con agua natural en verano y tibia en invierno (las manos deben soportar sin molestias la temperatura del agua).
    Quitarse las ropas pero no el calzado, para que no se enfríen los pies (calentar un poco el ambiente con una estufa si hace frío).
    Sentarse en el bidé. Tomar con una mano una esponja, toalla o género de algodón; mojarla en el agua y luego exprimirla a la altura de la boca del estómago, de manera que el agua corra hacia abajo por las paredes del vientre. Volver a mojar y a exprimir en forma continua de manera que toda la superficie del vientre reciba el beneficio del agua.
    Si no, se dispone de bidé, puede utilizarse un lebrillo (de los que se utilizan para lavar la ropa), de tamaño adecuado sobre el cual se apoya una tabla para poder sentarse.
    En lugar de la tabla puede utilizarse un banquito que se coloca dentro del lebrillo. El agua nunca debe llegar a la altura del asiento; debe estar siempre por debajo del mismo.
    La duración del baño puede oscilar entre 5 y 15 minutos, según los casos. Una vez finalizado el baño, secarse y vestirse.
    Horario de aplicación más conveniente: entre comidas, dejando transcurrir por lo menos 2 horas desde la última comida. Generalmente lo aconsejamos antes del almuerzo y de la cena.

 

Tomado de Alimentación y salud, de Víctor A. Bianco, Edición de autor, Rosario, 1985.

 

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ENLACES

 

~ Ñusléter #198

Imperdible coso periódico de algo literario 

http://www.niusleter.com.ar/usleter/usleter198.html

 

~ Yo río

Suplemento cultural creativo de Gualeguaychú

http://supleyorio.blogspot.com/

 

~ Los Asesinos Tímidos

Revista de crítica y opinión literaria. El número 13.

www.losasesinostimidos.blogspot.com

 

 ~ Los Bigotes de Dalí

Encuentro virtual de expresiones artísticas.

http://www.losbigotesdedali.com.ar

 


 

AGRADECIMIENTOS

 

Felices cumpleaños, Mariano Carrara, Luciano Cánovas, Leti Piazza, Agustín J. Valle, Chevy Pérez, Campa; felicitaciones, Fede Güerri; Valeria Galliso; Manuel López de Tejada y flia.; Universidad Experimental de Rosario y la Coreografía de los Movimientos; Ensayos en Vivo; Irene Cerro; Herni La Greca; Ignacia; Fede y Lauren; Clara Encabo; Mariano Fiszman; Lisandro Aldegani; Delfina Venditti; Ana Encabo; Paco Savio; Lisandro Etala; Tomy Lucadamo; Paio Zuloaga; Gabi Díaz Velar; Mariana Roca; Julia Sarachu, Vanina Colagiovanni, y Gog y Magog; Funes y Los Mudos; C. C. Zas; La Quetrófila; C. C. Pachamama; Matías Fernández; Ale Raymond y El Hombre de la Bolsa; Paula Aguirre; Fede Levin; Adrián Bechelli; Acantilada; Ricardo Romero; Gerardo Curiá; Juan Burzi; Santi y Agus Güerri; Lucio Castro; Victoria Palacios; Disco Faro; Mariano Valcarce; a todas las personas que nos escriben para mandarnos cariños y a las que nos lo dan en persona; a todas las que brindan con alegría y con motivos, y a las que se emborrachan hermosamente porque sí, salud.


 

SUSCRIPCIONES

 

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y te quedaste con ganas de decirle más cosas,
y está la máquina prendida,

no mandés ese mail, es por tu bien.

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