Ñ u s l e t e r



# 1

-mensaje periódico de divulgación literaria-

 

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"Es cierto que tenemos nuestros libros, pero no es lo mismo; ni siquiera la lectura puede substituir del todo los placeres de la conversación y el intercambio de ideas." Anton P. Chejov


ÍNDICE

POEMAS | Su origen | Tanto como puedas | Constantino P. Cavafy |
ETIMOLOGÍA | Libro | 
PROSA | Al abrigo | Juan José Saer |
FIGURITAS | Oxímoron | 
GRAFFITTI
BIBLIOTECAS
TALLER LITERARIO
ENLACES
AGRADECIMIENTOS
SUSCRIPCIONES


POEMAS

Su Origen

La consumación de su ilícito placer
se ha realizado. Se levantan de la cama
y rápidamente se visten, sin hablar.
Salen separados y en secreto de la casa, y mientras
caminan por la calle con cierta inquietud, parece
como si sospecharan que algo en ellos deja ver
en qué clase de cama estuvieron hace poco.

Pero, cómo se ha enriquecido la vida del artista:
mañana, pasado mañana, o años después, serán escritos
los vigorosos versos que aquí tuvieron su origen.


Tanto Como Puedas

Y si no puedes hacer tu vida como quieres,
al menos intenta esto
tanto como puedas: no la envilezcas
en demasiados contactos con la gente,
en demasiados trajines y conversaciones.

No la envilezcas llevándola
y trayéndola a menudo por todas partes y exponiéndola
a la diaria locura
de las compañías y las relaciones
hasta que se vuelva fastidiosa como una extraña.

Constantino P. Cavafy (o Kavafis) (1863-1933) nació y murió en Alejandría (Grecia). Publicó muy poco en vida: dos plaquettes en 1904 y 1910, poemas sueltos en revistas y versiones de sus textos, llamadas feuilles volantes, que repartía entre sus amigos y conocidos. Su poesía se empezó a conocer en la década del 50 y recién en 1978 se tradujo por primera vez al español.

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ETIMOLOGÍA

LIBRO: Primitivamente significó "parte interior de la corteza de las plantas" (que los romanos emplearon como papel), de donde el tecnicismo botánico liber, 1884. Tomado del latín liber, -bri, íd. hacia 1140.

DERIV. Librero, 1490; librería, 1495. Libreta "cuaderno", 1817. Libreto, 1884.


PROSA

Al abrigo

    Un comerciante de muebles que acababa de comprar un sillón de segunda mano descubrió una vez que en un hueco del respaldo una de sus antiguas propietarias había ocultado su diario íntimo. Por alguna razón --muerte, olvido, fuga precipitada, embargo-- el diario había quedado ahí, y el comerciante, experto en construcción de muebles, lo había encontrado por casualidad al palpar el respaldo para probar su solidez. Ese día se quedó hasta tarde en el negocio abarrotado de camas, sillas, mesas y roperos, leyendo en la trastienda el diario íntimo a la luz de la lámpara, inclinado sobre el escritorio. El diario revelaba, día a día, los problemas sentimentales de su autora y el mueblero, que era un hombre inteligente y discreto, comprendió enseguida que la mujer había vivido disimulando su verdadera personalidad y que por un azar inconcebible, el la conocía mucho mejor que las personas que habían vivido junto a ella y que aparecían mencionadas en el diario. El mueblero se quedó pensativo. Durante un buen rato, la idea de que alguien pudiese tener en su casa, al abrigo del mundo, algo escondido --un diario, o lo que fuese--, le parecía extraña, casi imposible, hasta que unos minutos después, en el momento en que se levantaba y empezaba a poner en orden su escritorio antes de irse para su casa, se percató, no sin estupor, de que él mismo tenía, en alguna parte, cosas ocultas de las que el mundo ignoraba la existencia. En su casa, por ejemplo, en el altillo, en una caja de lata disimulada entre revistas viejas y trastos inútiles, el mueblero tenía guardado un rollo de billetes, que iba engrosando de tanto en tanto, y cuya existencia hasta su mujer y sus hijos desconocían; el mueblero no podía decir de un modo preciso con qué objeto guardaba esos billetes, pero poco a poco lo fue ganando la desagradable certidumbre de que su vida entera se definía no por sus actividades cotidianas ejercidas a la luz del día, sino por ese rollo de billetes que se carcomía en el desván. Y que de todos los actos, el fundamental era, sin duda, el de agregar de vez en cuando un billete al rollo carcomido.
    Mientras encendía el letrero luminoso que llenaba de una luz violeta el aire negro por encima de la vereda, el mueblero fue asaltado por otro recuerdo: buscando un sacapuntas en la pieza de su hijo mayor, había encontrado por casualidad una serie de fotografías pornográficas que su hijo escondía en el cajón de la cómoda. El mueblero las había vuelto a dejar rápidamente en su lugar, menos por pudor que por el temor de que su hijo pensase que el tenía la costumbre de hurgar en sus cosas. Durante la cena, el mueblero se puso a observar a su mujer: por primera vez después de treinta años le venía a la cabeza la idea de que también ella debía guardar algo oculto, algo tan propio y tan profundamente hundido que, aunque ella misma lo quisiese, ni siquiera la tortura podría hacérselo confesar. El mueblero sintió una especie de vértigo. No era el miedo banal a ser traicionado o estafado lo que le hacía dar vueltas en la cabeza como un vino que sube, sino la certidumbre de que, justo cuando estaba en el umbral de la vejez, iba tal vez a verse obligado a modificar las nociones mas elementales que constituían su vida. O lo que el había llamado su vida: porque su vida, su verdadera vida, según su nueva intuición, transcurría en alguna parte, en lo negro, al abrigo de los acontecimientos, y parecía mas inalcanzable que el arrabal del universo.

Juan José Saer nació en Serodino (Pcia. de Santa Fe) el 28 de junio de 1937. En 1968 se radicó en París. Publicó varios libros de cuentos, entre ellos, En la zona (1960), Unidad de lugar (1967), La mayor (1976), novelas como Cicatrices (1969), El limonero real (1974), Nadie nada nunca (1980), La pesquisa (1994), ensayos reunidos en El río sin orillas (1991) y El concepto de ficción (1997). Su obra poética está recogida en El arte de narrar (1977). Recientemente se publicó una antología de sus cuentos y relatos: Cuentos Completos (2001). Falleció en 2005.

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FIGURITAS

OXÍMORON: Aparente paradoja producida por la yuxtaposición de palabras que parecen contradecirse.

"Correr lentamente"
"Esta oscura claridad que cae de las estrellas"
"Es hielo abrasador, es fuego helado." (Quevedo)


GRAFFITTI

"Negro: Dios te llevó para estar con alguien de su nivel". Visto en Freire y Concepción Arenal (Colegiales).


BIBLIOTECAS

BIBLIOTECA NACIONAL, Agüero 2502, Tel: 4806-1929, http://www.bibnal.edu.ar/
DEL CONGRESO DE LA NACIÓN ARGENTINA, Alsina 35, Tel: 4371-3643,
http://www.bcnbib.gov.ar/
RICARDO GÜIRALDES. Talcahuano 1261. Tel: 4812-1840
MANUEL GÁLVEZ. Av. Córdoba 1558. Tel: 4812-4723
MARTÍN DEL BARCO CENTENERA. Venezuela 1538. Tel: 4381-1271
JOAQUÍN V. GONZÁLEZ. Suárez 408. Tel: 4302-2481
MIGUEL CANÉ. Carlos Calvo 4319. Tel: 4922-0020
CARLOS GUIDO SPANO. Güemes 4601. Tel: 4773-5862
LEOPOLDO LUGONES. La Pampa 2215. Tel: 4783-1567


TALLER LITERARIO

Encuentros semanales de lectura y escritura. 

Coordinan: Alejandro Güerri - Fernando Aíta.

Consultas: niusleter@niusleter.com.ar


ENLACES

El nombre lo dice:

www.literatura.org


Sitio de retórica:
humanities.byu.edu/rhetoric/silva.htm

Portal de plástica:
www.artchive.com/ftp_site.htm


AGRADECIMIENTOS:

Ezequiel Chaio de "Textos de la Víspera"
Daniel Liñares
Mariano Valcarce, Soporte Técnico
Daro Cánovas
Cuatro Comunicadores Visuales, Diseño y Comunicación
NoAvestruz
A todos aquellos que amablemente reenviarán este mensaje a sus amistades.


SUSCRIPCIONES

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